Partiendo de la plaza principal de Sant’Agnello, subiendo por Via Mons. Bonaventura Gargiulo llegamos al Rione Maiano, uno de los más antiguos de Sant’Agnello.
Antes, sin embargo, es aconsejable detenerse unos minutos en la capilla de San Martino, una sencilla capilla muy querida por los habitantes del pueblo. En su interior se puede admirar un cuadro de la Virgen amamantando al Niño Jesús, también de autor desconocido.
Unos metros más y llegamos a Maiano, uno de los cinco barrios que formaban el Terziere di Piano en el siglo XVI.
Se trata de un barrio en el que se han encontrado restos arqueológicos que datan de las épocas griega y romana. Hoy en día, la característica Torre permanece como testigo de este antiguo pasado, y con el tiempo se ha convertido en el símbolo de este barrio. Se le conoce con el nombre de La Forma y está situada en la desembocadura de la Via Armieri, una pequeña calle hoy casi completamente olvidada. Sin embargo, en el pasado fue una importante ruta de comunicación entre el centro urbano y las aldeas rurales.
En 1648, durante el asedio de la ciudad de Sorrento por parte de los Pianesi y los Metesi, la torre fue la sede de Grillo, líder de los rebeldes. Incluso la antigua casa de labranza adosada al edificio se encuentra hoy en desuso y requiere un cuidadoso trabajo de restauración.
El barrio de Maiano incluye muchos callejones característicos, dominados por antiguas casas de toba, algunas renovadas, muchas dejadas como estaban antes, con grandes puertas de piperno que dan al gran patio. Estas casas antiguas son sin duda las más hermosas de ver porque son los últimos testimonios de una época pasada; Si pasamos delante de una puerta abierta, es posible admirar los grandes vestíbulos de entrada, las antiguas cisternas hoy en desuso. Pero de donde, hasta los años 60, todavía se extraía agua, ya que la tubería principal no llegaba a todas las viviendas.
Esta actividad, que se remonta a la época romana, ha hecho famoso a Sant’Agnello en toda Italia, ya que los ladrillos de Maiano, por sus características, son muy buscados. Lamentablemente esta actividad está decayendo poco a poco y sólo tres hornos continúan cociendo los ladrillos rojos y los pisos que se utilizan para construir los hornos en los que se hornea el pan y la pizza.
Es un arte que se transmite celosamente de padres a hijos, utilizando sistemas de elaboración artesanal antiguos pero siempre eficaces. Esperamos que estos últimos cretenses no desaparezcan, esperamos que sigan practicando esta actividad que en el pasado fue una industria floreciente, que permitía a muchas familias vivir decentemente. Esperemos que no desaparezca otro trozo del pasado de Santanellesi.
Maiano se convierte en un imán para la gente de la península sorrentina el último domingo de agosto, día en el que se celebra la fiesta de San Roque, el santo venerado en la pequeña iglesia del barrio, que no está lejos de la Torre y es pequeña y acogedora, punto de encuentro para los jóvenes locales.
Se trata de una construcción muy sencilla, especialmente querida por los habitantes de Maiano.
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